DEFORESTACIÓN
¿Qué es la deforestación?
La deforestación es uno de los daños más graves que se le hace a la naturaleza porque consiste en la eliminación del bosque natural por la mano del hombre, con fines industriales.
Durante la deforestación, la tala y la quema propiciadas por los seres humanos agotan la superficie forestal con el objetivo de ganar insumos para la industria maderera y papelera, la construcción de grandes urbanizaciones residenciales o las actividades agropecuarias, en detrimento del ecosistema natural, lo que genera otros males que azotan al mundo.
Entre esos males están la contaminación ambiental, el calentamiento global y el cambio climático que van ocurriendo en sucesión cuando se destruye al pulmón vegetal por apetencias económicas o por negligencia.
Lo mismo que ocurre con la explotación minera en zonas boscosas que son reservas naturales de la humanidad como el Amazonas, tal cual ocurre con el Arco Minero del Orinoco, al sur de Venezuela, donde se explotan indiscriminadamente el oro y el coltán con la anuencia del Ministerio del Ambiente de ese país.
Este proceso, puesto en práctica por el Gobierno, ha sido denunciado por ecologistas de todo el mundo, debido a la destrucción de miles de hectáreas naturales por la tala y el mercurio, que además ocasiona la muerte de los animales de río que conviven en el majestuoso Orinoco.
Pero la deforestación también se produce por causas naturales como los incendios forestales debido a la sequía, la actividad de los volcanes, o grandes tormentas con rayos, tornados o lluvias intensas, que continuamente destruyen miles de hectáreas en todo el mundo.
Otros enemigos de la naturaleza son las plagas y enfermedades, como pulgones, arañas rojas, moscas blancas, etc., que atacan árboles y reservas forestales, en una tala natural que deja desolación a su paso.
Finalmente, está la desertificación, proceso en el cual suelos fértiles se transforman en terrenos áridos imposibles para la siembra, por el empobrecimiento de los suelos, el desecamiento de la atmósfera y el calentamiento global.
Explica las causas. Consecuencias e incidencia sobre el cambio climático
La deforestación es una amenaza seria a la vida del planeta, porque se cierne sobre el pulmón que oxigena a los seres humanos y tiene mucho impacto sobre el suelo y sobre la fijación del carbono.
Doscientos expertos internacionales de 46 países reunidos en Roma el año 2006 alertaban entonces sobre los peligros de la deforestación que ese año causaba entre el 25 y el 30% de los gases que creaban el efecto invernadero, una de las principales causas del calentamiento global.
Pero, a pesar de que se han tomado medidas en algunos países, y de que el 2015 se firmó el Acuerdo de París, la situación no parece haber mejorado desde entonces, sino que, por el contrario, se ha agravado considerablemente. Millones de especies animales están en peligro de extinción, mientras el cambio climático produce tragedias en todo el mundo.
Los bosques cubren el 30% de la superficie terrestre, y absorben un billón de toneladas de dióxido de carbono, evitando de esa manera que este se libere hacia la atmósfera; por lo tanto, son el respiradero natural que ayuda a reducir el efecto de la contaminación ambiental.
Los árboles absorben CO2 y liberan oxígeno, en el proceso conocido como fotosíntesis. Por ello, sin árboles, la vida como la conocemos no existiría. Hasta ahora, por ejemplo, la pérdida de ecosistemas naturales es responsable del 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
La consecuencia nefasta de la deforestación se nota en el impacto que causa en el la flora y la fauna de los bosques que pierden su hábitat y llegan a extinguirse por no poseer un lugar donde procrear, crecer y desarrollarse.
Solamente en los incendios de 2019 y 2010 en Australia fueron afectados 3.000 millones de animales. Murieron o fueron desplazados de sus hábitats 143 millones de mamíferos, 2. 500 millones de reptiles, 190 millones de aves y 51 millones de anfibios.
Más del 40% de los árboles del planeta han sido talados, la selva amazónica ha perdido el 17% de su frondoso bosque en los últimos 50 años, y en África Central los gorilas y chimpancés, los leones y otras especies conocidas corren el riesgo de desaparecer.
Hasta el 2015 se consideraba que la Tierra había perdido más de 800.000 kilómetros cuadrados de bosque.
España no escapa a este proceso, pues los incendios y la deforestación han causado impacto en la superficie terrestre de la península Ibérica, que en muchas regiones se ha visto reducida, aunque se dice que ahora España es más verde que en 1900 cuando la madera se usaba en demasía y se talaban los árboles indiscriminadamente sin que hubiese leyes que lo impidieron, contrario a lo que sucede hoy en día.