El modelo de economía circular y su papel como gestor en pro de la sostenibilidad

 

La preocupación por la disponibilidad de los recursos y la calidad del medio ambiente se ha hecho cada vez más relevante a partir de las últimas décadas.

Durante la década de los 90 se concebía la sostenibilidad como el logro de la  combinación de las tres dimensiones: económica, social y ambiental. Sin embargo, la sostenibilidad no se reduce a esta combinación, sino que la sostenibilidad implica y trasciende al plano cultural y político, y se ve reforzada por una retoma de los valores fundamentales así como, una manifestación coherente la ética y la moral.

Además  la sostenibilidad también implica que la variable económica depende de la variable social, y estas dos dependen de la ambiental, o lo que es lo mismo la economía resulta ser un subsistema de la sociedad y ésta a la vez del ecosistema.

Con los primeros movimientos ambientalistas de los años 60, cobran  importancia los impactos negativos que generaban las industrias al medio ambiente, derivado de la explotación indiscriminada de recursos y abuso de los servicios ecosistémicos, la industrialización de la agricultura con sus cultivos expansivos y el uso abuso de las sustancias tóxicas vertidas al ambiente como su consecuencia.

Surge entonces aquí una visión, antes inexistente, que pretende velar por el cuidado de los recursos naturales hoy para poder garantizar la calidad de vida a las generaciones futuras.

Pero ésta visión vemos que no es suficiente de por sí, pues se hace necesario entender en un sentido más amplio y práctico el alcance de lo que cubre el término sostenibilidad, acompañándolo de una clara responsabilidad por parte de ésta generación, del cumplimiento de unas obligaciones y de un cambio de paradigma que exige cambios estructurales profundos en un sistema económico y obsoleto que usa principios del siglo XIX en el siglo XXI.

Este cambio de paradigma que lleva implícito un nuevo modelo económico, no es una opción sino que representa la única alternativa para poder salvar el planeta, antes de que, entre todos, acabemos colapsándolo y nosotros con él.

Para lograr que este nuevo modelo se implante definitivamente se necesitan cambios estructurales en muchos factores, pero sin lugar a duda el factor humano de cada habitante del planeta cobra vital importancia, en el momento de adquirir una verdadera consciencia sostenible que le ayude a tomar decisiones correctas a la hora de ejercer su derecho y responsabilidad de elegir su forma de consumir.

Según el nuevo modelo de economía circular, debemos ser más responsables y más conscientes, teniendo en cuenta no sólo que el producto o el servicio nos guste más o menos, sino también sabiendo de donde procede, si contamina, si es reutilizable, si es biodegradable, si se puede reparar, si está dentro del sistema de una obsolescencia programada, si proviene de un comercio justo, si fue probado con animales, si es comercio de proximidad, y mucho más.

Muchos factores que pueden contribuir a cambiar la forma como se percibe el consumo y de esta manera frenar un sistema lineal, que busca solo el: comprar, usar y tirar.

El nievo, modelo de economía circular responde a los desafíos del “crecimiento económico” y productivo actual, incentivando un flujo cíclico en el proceso de extracción, transformación, distribución, uso y recuperación de los materiales y la energía de productos y servicios disponibles en el mercado.

Su objetivo es generar prosperidad tanto en términos de una económica al servicio de la comunidad, como de proteger el medio ambiente, evitar la contaminación y la explotación de los recursos, el despilfarro alimentario, evitar la contaminación, entre otros; al velar por el efectivo cierre de ciclos.

La economía circular busca en la medida de lo posible lograr utilizar al máximo todos aquellos restos de un proceso productivo, como materia prima de un nuevo proceso, contribuyendo decididamente a una  sostenibilidad derivada de los principios de la naturaleza, donde no existen desechos y todo es aprovechable, apoyándose así, en el principio de las 3 R (Reducir, Reutilizar y Reciclar), y basándose siempre en estrategias de eco diseño, y optimización de los recursos basados en una tecnología con una visión holística y ecositémica