EL BAMBÚ PROTAGONISTA DE LA SOLUCIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO
Evitar las consecuencias inmediatas del cambio climático requiere transformar la economía mundial drástica y rápidamente.
En un mundo experimenta cada vez más escasez de comida, aumento de incendios forestales, así como la pérdida masiva de biodiversidad, Los cambios han de ser “rápidos, de gran alcance y sin precedentes” en todos los aspectos de la sociedad y las soluciones basadas en la naturaleza misma deben ser parte de éste esfuerzo.
Hemos alcanzado un ritmo endiabladamente feroz hacia un colapso en un corto periodo del tiempo que tendrá que vivir la mayoría de la actual población mundial.
El panel científico sobre cambio climático de Naciones Unidas presenta un panorama terrible pero tristemente real; donde la sociedad se hace cómplice de manera inconsciente y con nuestras acciones estamos haciendo todo para conseguir ese temido aumento de 1,5 grados Celsius en la temperatura.
Es cierto que para la solución podríamos echar mano de la tecnología, pero sin voluntad política y una consciencia social y medioambiental la suerte está echada. Debido a la falta de una acción más contundente, muchos efectos que solo se esperarían hasta dentro de varias décadas llegarán mucho antes de lo esperado, tal vez menos de 20 años.
Para evitar un calentamiento de 1,5 grados Celsius, según el documento emitido por el panel científico sobre cambio climático de Naciones Unidas, la contaminación de efecto invernadero debe ser reducida en un 45 por ciento de los niveles de 2010 para 2030 y en un 100 por ciento para 2050. Además, para 2050 el uso del carbón como fuente de electricidad tendría que descender de casi el 40 por ciento actual a entre el 1 y el 7 por ciento. La energía renovable como la eólica y la solar, que conforman el 20 por ciento de la mezcla energética actual, tendrían que incrementarse hasta llegar al 67 por ciento.
Soluciones que realmente reduzcan la cantidad de dióxido de carbono en el aire.
Los cambios en el uso de la tierra y la restauración de la tierra efectivamente resultarán clave en la lucha contra el cambio climático y un futuro sin emisiones de carbono, es decir, soluciones que realmente reduzcan la cantidad de dióxido de carbono en el aire.
Hablamos de Sumideros de carbono, así como hablamos de los bosques tropicales que han de ser reforestados, al tiempo que se debe frenar la tala de manera radical, a fin de revertir el proceso de desertificación y deterioro de los suelos, sin que ello represente problemas para el sustento den las actuales fronteras agrícolas que han de ser controladas estrictamente.
Esos “sumideros de carbono” pueden estar representados por las plantaciones de bambú
El bambú puede crecer en tierras degradadas que no son adecuadas para cultivos agrícolas u otra vegetación. Una hectárea de plantación de bambú puede secuestrar entre 90 y 400 toneladas de dióxido de carbono, lo que le permite actuar eficazmente en comparación a un bosque no perturbado, característica de la que si goza un bosque de bambú, que no requiere ser replantado.
El Bambú resulta ser es una herramienta estratégica supremamente importante como secuestrador de carbono. El bambú crece rápidamente y alcanza su tamaño máximo en 3 a 6 años, y lo más relevante, no muere al ser cosechado, sino que vuelve a crecer y en solo un año ya es del mismo tamaño del que fue cosechado; una planta de bambú es un restaurador de los suelos deteriorados y empobrecidos, además mejora su fertilidad mediante el compost que produce en sus bosques, y proporciona una densa red de raíces y rizomas para evitar la erosión del suelo.
Un aspecto muy importante es que todas estas propiedades significan que el bambú proporciona a las comunidades una fuente de ingresos permanente y a la vez resulta en una fuente de alimento, proporcionando al mismo tiempo beneficios ambientales que contribuyen decididamente a mitigar los efectos del cambio climático.
El bambú es por tanto “el principal catalizador en solución al problema del cambio climático y la pérdida de biodiversidad”
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